NACIONAL
POLITICA
EL EJECUTIVO CREA
“Oficina de Diálogo Nacional”
No quiere confrontación con
nadie
ü OLLANTA HUMALA TASSO
(En Cayma, Arequipa):
“El Respeto a la Vida es Fundamental”
§ “No hay ningún ánimo
ni voluntad de parte del Gobierno de confrontación o de usar la fuerza”
ü EL
PREMIER JUAN JIMENEZ MAYOR (En reunión con la C GTP):
§
“Este es el momento de construir paz y tolerancia, dejando de lado
ideologías de muerte”
§ “Pongamos
punto final al terrorismo” (En llamado a todos los sectores, en particular a la
facción del Sutep denominada Conare)
§ “Es una metodología para
evitar más derramamiento de sangre en el Perú”
El señor Ollanta Humala Tasso y su nuevo tercer
presidente del Consejo de Ministros, Juan Jiménez Mayor, al parecer se pusieron
de acuerdo para jugar en pared: el mandatario de la república, desde Cayma, Arequipa;
el Premier, desde el local de la CGTP, en Lima.
Durante la inauguración de la
dotación de agua para varios poblados del distrito arequipeño, Humala
Tasso señaló que “el respeto a la vida es fundamental”. Hablando de manera pausada
y haciendo esfuerzo por hacerse entender en medio de la altura caymeña, dijo
que “No hay ningún ánimo ni voluntad de parte del Gobierno
de confrontación o de usar la fuerza”.
Entre tanto, una de las
primeras medidas que dispuso el flamante premier, Juan Jiménez Mayor, fue la
creación de la denominada “Oficina de Dialogo Nacional”. Funcionará al
interior de la Presidencia del Consejo de Ministros (PCM), en remplazo de la
anterior “Oficina de Prevención de Conflictos Sociales”.
Precisó que no se trata de un simple cambio de nombre,
sino de una nueva metodología
que el Ejecutivo pondrá en operación, cuyo propósito es evitar más
derramamiento de sangre en el Perú.
Inmediatamente se reunió por la tarde con el secretario
general de la CGTP, Mario Huamán, y
anunció que hará lo mismo con los empresarios de la Confiep.
Notoriamente
preocupado por las protestas de los maestros de la facción del Sutep,
denominada Conare, que rodearon las instalaciones del Ministerio de Educación, en
el residencial barrio capitalino de San Borja, dijo que “Este es el momento de construir paz y tolerancia,
dejando de lado ideologías de muerte”.
Y, en llamado a todos los sectores, pero haciendo otra vez alusión directa a los
profesores del Conare, remarcó: “Pongamos fin al
terrorismo”.
Esta sumamente claro que el Gobierno del señor Ollanta
Humala Tasso ante el visible fracaso de su mortal política militarista que ha
dejado en apenas un año diecisiete muertos, se ha propuesto lo que parecería ser una suerte de giro.
Iría del militarismo al diálogo. La salida de tres
ministros de formación militar -.y sus respectivos remplazos por civiles- en tres sensibles carteras como la PCM, el
ministerio de Defensa y el de Interior, abonarían en ese sentido.
Sin embargo se fueron los ejecutores militares, los
técnicos maltares, pero pareciera que ha quedado la línea embrollada en
palabras de apariencia tolerante y democrática. Pudiera pensarse que hay la intensión,
pero de buenas intensiones está empedrado el infierno.
Empero, inmediatamente salta la duda cuando tanto el
mandatario de la república como su flamante Premier enfilan sus baterías para
lo que serían -a sus maneras de ver- grupos terroristas que estarían detrás de
las protestas populares.
De ahí, dentro de esa lógica estatal, la comprensible
insistencia para que quienes estarían y actuarían al influjo de esa “ideología
de muerte”, deslinden.
O sea, volvemos a lo mismo. Las protestas no tendrían ni
razón, ni derecho, ni legitimidad porque estarían supuestamente movidas por
“terroristas”.
Y como el denominado terrorismo constituye delito, es,
por tanto, perseguible, reprimible. Y, siendo así, ¿quién va a estar en contra
de eso? Y Entonces las puertas para legitimar no solo la represión, sino
eventuales nuevos muertos quedan ampliamente abiertas.
Tal parece que el inicio del segundo tramo del gobierno denominado
“nacionalista”, la táctica estará caracterizada por una más intensa asociación,
ligazón de las luchas populares con el denominado “terrorismo”.
Se viene, en consecuencia, la detención de toda persona
supuestamente “terrorista”. De hecho ya empezaron las denuncias al respecto.
Uno de ellos es el profesor Efraín Condori, con el que
quizá muchos –incluidos los maestros- no estén de acuerdo, algo perfectamente democrático
por cierto, pero no por ello se le puede llamar terrorista. Incluso aún cuando
abiertamente se haya pronunciado a favor de una determinada ideología.
Nos guste o no la propia Constitución de la República ampara
el derecho de pensar, el derecho a las ideas, a tenerlas, a asumirlas. No hay persecución
por razón de ideas. No hay delito de opinión.
En todo caso, el derramamiento de sangre ha venido de
parte del status quo. El que se haya conformado una “Oficina de Diálogo Nacional”, así como el hecho de que se insista –de manera saludable, si se expresa
en la práctica- en evitar más derramamiento de sangre, revela una cierta
conciencia de culpabilidad. Seguramente por eso, por conciencia que acusa, el
propio mandatario ha dicho “El
respeto a la vida es fundamental”. Algo que, por cierto, suscribimos plenamente.
Empero, nos queda una duda: ¿Con què ideología se han
producido los diecisiete muertos? ¿No es con la del neoliberalismo? ¿O los que
dispararon eran comunistas, “terroristas”?
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