Qali
Warma.
¿”Niño
vigoroso” o Niño engañado?
El programa Nacional de Alimentación Escolar
denominado “Qali Warma” (“Niño Vigoroso”) arrastra el velo de la corrupción e
insensibilidad en sus entrañas bajo la modalidad de estafa. Vende, en ciertos
lugares del país, gato por liebre. Esa sensación produce a solo dos meses de su
puesta en marcha.
El
negocio de algunos consiste en vender alimentos descompuestos que son un
permanente riesgo para la vida y salud de 2,7 millones de niños pobres del
país. ¿O debería alguien estar preso por esos criminógenos atentados más aún
por el agravante de afectar a los seres más débiles e indefensos como los
niños? O ¿como se trata de niños pobres sus vidas no valen nada?
Las
respuestas benignas, las aclaraciones burocráticas, las minimizaciones y –para
usar una palabra de moda del Gobierno– las
trivializaciones no deberían de estar en el “rubro” de atenuantes, sino de
agravantes. Lo cierto es que hay sospechosas complicidades por acción o por
omisión.
La
jefa de Qali Warma, señora Guiselle Romero, luego de los primeros hechos de
alimentos malogrados en Puno y Pasco salió con explicaciones francamente
triviales y justificatorias.
Lo
cierto es que en lugar de comprometerse a investigar a fondo hasta sancionar a
los responsables, hizo algo similar a lo que hiciera la alcaldesa de Lima,
Susana Villarán, cuando desbordaron las presas del río Rímac.
Doña
Susana salió a defender a la empresa brasileña como si fuese accionista en
lugar de exigirle que responda por la exposición al peligro de la ciudadanía
¿Era la alcaldesa de Lima o la abogada de la empresa?
Y
¿la jefa de Qali Warma trabaja por la vida y salud de los niños o por encubrir
indignantes indolencias de algunos?
Lo
cierto es que, desde el 4 de marzo, cuando se lanzó Qali Warma, han
transcurrido apenas dos meses, pero hay ya más de una decena de niños afectados.
Alguien podría argüir que son pocos los casos en comparación con el porcentaje
total de beneficiarios. Nada. Así se trata de un solo niño.
El
jueves 25 de abril, en Casma, distrito de Yautan, cinco niños se intoxicaron
luego de consumir leche descompuesta. En dos de los casos se confirmó la
intoxicación.
Ese
mismo día, en Pasco, distrito de Paragsha, en el colegio San Andrés, el fiscal
constató el almacenamiento de panes y mermeladas en mal estado que iban a ser
distribuidos a los niños.
Pero,
en marzo, ya se habían registrado por lo menos dos casos; uno en Puno, con
niños que sufrieron vómitos; otro en Pasco, que motivó la indignación de más de
300 padres de familia.
Nuevos
nombres, viejos males
“Niño
vigoroso” vino a reemplazar a lo que fue el PRONAA, pero no ha resuelto viejos
y rastreros fardos que, más que negligencias, resultan hasta el momento impunes
atentados contra los niños más pobres.
El
director de la consultora “cocina, identidad y territorio” y también miembro de
la Asociación Peruana de Gastronomía (Apega), Andrés Ugaz, uno de los
principales responsables del diseño del programa, se esfuerza para explicar la
prolijidad y cuidado que habrían tenido en el estudio e investigación. Precisa
que estuvo en la experiencia de la implementación del programa en colegios de
Huanta, Ayacucho.
Conmovedor
esfuerzo pero que no alcanzó para evitar la afectación a no pocos niños que
resultaron maltratados por un programa que, se supone, debiera ir a ellos con
la mayor sensibilidad.
Para
la jefa de Qaliwarma, el principal desafío es la accesibilidad, es decir,
llegar a la mayor cantidad de los 2,7 millones de niños a los que se busca
beneficiar.
Sin
embargo, con una vieja práctica corrupta de por medio subyace el riesgo que
mientras más se extienda el programa, más niños terminen consumiendo productos
malogrados.
Hasta
el 21 de abril se supo que la cobertura era del 60% de los 47 mil colegios. En
todo caso, el desafío urgente es contar con gente sensible con la problemática
de pobreza de millones de niños.
En
la fase de diseño del Programa estuvo comprometido el Banco Mundial (BM) y el Programa
Mundial de Alimentación (PMA) de las Naciones Unidas.
Susan
Guldmark, director del BM para Bolivia, Chile, Ecuador, Perú y Venezuela, dice
que pusieron énfasis “en mecanismos que permitan medir de forma periódica la
satisfacción de los usuarios”. Se entiende que los usuarios son los niños,
¿Cuáles son esos mecanismos para medir su satisfacción?
Y
agrega que son parte del apoyo prestado “el diseño de estrategias de monitoreo
social”. ¿Y ese monitoreo sirve para detectar cómo y por qué se entregan
alimentos en mal estado a los niños?
Finalmente,
la funcionaria mundial, no exactamente puso las manos al fuego por nadie, pero
dijo algo muy expresivo: “a través de un programa que provea alimentos con
altos estándares de calidad (…) y aplicado mecanismos de transparencia que
permitan alejar la corrupción”.
Lo
cierto es que la corrupción parece estar más Qali (vigorosa) que nunca en “Qali
Warma”
Para
Andrés Ugaz “el éxito de este nuevo Programa de alimentos depende la vigilancia
de la población”.
Muy
bien, tómese entonces en ese sentido el presente informe periodístico.
El
lanzamiento del programa Qali Warma en Huanta no fue tan auspicioso. A pocas
semanas del fastuoso lanzamiento, una serie de denuncias comenzaron a llover.
En Huamanga, por ejemplo, padres de familia de la institución educativa de
Yanamilla denunciaron irregularidades en uno de los proveedores.
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