miércoles, 15 de mayo de 2013


Los fondos del negacionismo

De Copérnico a Stephen Hawking.
La criminalización de la opinión y el sagrado arte medieval de imponer las ideas por Decreto.


Desde que el 28 de agosto del 2012 el Ejecutivo remitió al Parlamento el Proyecto de Ley del Negacionismo Nº 1464/2012-PE han transcurrido casi ocho meses. En mayo, precisamente a los nueve meses, el Pleno debatirá dicha norma. La preocupación es que pareciera que nos aproximamos al alumbramiento de un engendro contra la Libertad de Opinión, de Pensamiento y de Crítica, así como de otras tantas Libertades y Derechos.
Acaso uno de los principalísimos problemas que tenga la cuestionada Ley sea la de pretender imponer las ideas por Decreto, lo que no solo acarrearía consecuencias penales contra los tenidos como infractores dolosos, sino que iría abiertamente contra lo que considera la moderna enseñanza educativa internacional respecto también a este tipo de problemas sensibles.

Profanadores de lo sagrado
Precisamente cuando a nivel internacional hay quienes hablan de un “Pensamiento débil” acorde con la crisis de la civilización denominada pos moderna y otros, particularmente en la Italia de Virgilio, plantean la necesidad de un “Pensamiento Profanador” a la esencia del capitalismo –que no es de usus, sino de ab usus, es decir de Destrucción- que vive acaso la más seria, grave y profunda de sus crisis económicas desde el crack del ‘29.
La contrapropuesta a la denominada Ley del Negacionismo es que a nivel de las ideas nada debiera ser considerado sagrado, intocable. Nada. Trátese del tema que se aborde. Y que, en todo caso, los excesos para la práctica de la Libertad de Expresión ya están contemplados constitucional y penalmente para todo aquel que se considere lesionado en su honra, sentimientos o muy comprensibles sensibilidades especificas y concretas.
Al connotado científico Stephen Hawking, aun con toda la grandeza de sus  teorías, por lo menos desde fines de la última década del siglo XX pretendieron impedirle su pensamiento por chocar con teorías metafísicas religiosas, que, por cierto, son también sensibilidades de fe, de creencia, o de tradición cultural como se le puede considerar. Pero debiera comprenderse también que la verdad será siempre inevitablemente hiriente, dolorosa.
“Nuestro Universo no necesitó ninguna ayuda divina para formarse”, dijo casi lacónicamente el científico inglés, pero fue suficiente para que nada menos que el propio Papa de entonces, Juan Pablo II, advirtiera a la Comunidad Científica respecto al estudio del momento de la creación dado que era asunto sagrado.
Y es que Hawking es un irreverente Negacionista Científico del Idealismo y la Metafísica. Es un profanador de lo considerado sagrado. Todo científico lo es. Todo comprometido con la verdad también lo es. “¿Por qué estamos aquí? Me alegro no ser arrojado a la Inquisición”, dijo recientemente en una concurrida Conferencia realizada en Pasadena, Los Ángeles, EE.UU., en la semana del  20 de abril del presente.

Cuestionando a Copérnico
Punto de trascendencia en la educación competitiva resulta el cuestionamiento de las cosas, de lo dado, que no es sino preguntarse el porqué de las mismas. Interrogarse, por ejemplo, como lo hiciera Copérnico en el siglo XV, respecto a los dogmas religiosos de entonces como el que la tierra era el centro del Universo y que el sol giraba en torno a ella.
En todo caso, Jonathan Holsen y Sarah Gross, profesores de la Escuela Secundaria Pública de Alta Tecnología de Lincroft, Nueva Jersey, proponen “un cuestionamiento constante de lo que se aprende”. Así lo plantean en su obra titulada: “Cinco hábitos de grandes estudiantes”.
Lectura, Redacción, Evaluación, Aprendizaje Colectivo y Cuestionamiento de lo aprendido, constituyen la columna vertebral de la propuesta educativa. Repárese la importancia que le otorgan al cuestionamiento de lo aprendido. Sin embargo, en nuestro país fuerzas retrogradas, de oscura procedencia medieval promueven el cuestionamiento como algo punitivo, como delito, como crimen.
El delicado asunto de los cuestionamientos de las ideas, el gobierno de Ollanta Humala Tasso pretende criminalizarlos. Algo que no se condice con lo de “Sociedad Educadora” de la que habla el denominado Plan de Educación Nacional. Prueba de que en el campo ideológico, el Estado Peruano, en particular, continúa arrastrando viejos lastres feudales y semifeudales propios de la Inquisición.
De hecho el razonamiento verbal y matemático, en los que nuestros niños y jóvenes andan en un milenario atraso, no solo obedecen a la desnutrición, sino, precisamente, a esa forma aun feudal de la enseñanza en el Perú que tiene un atraso de más de 70 años.
Si como se espera el Debate sea de calidad política e ideológica, tanto como filosófica, dado que se trata nada menos que del primer poder del Estado, debieran abordarse todas las aristas e implicancias que tendría la controversial norma de aprobarse.
La norma del Ejecutivo consta de apenas un solitario Artículo, el 316° – A, que se incorporaría al Código Penal. Toda la motivación de la misma está basada en la jurisprudencia internacional respecto al Negacionismo del Holocausto Nazi realizado por Hitler durante la Segunda Guerra Mundial.

Hay Sensibilidades y “Sensibilidades”
Por cierto, son los judíos los que por considerada afectación directa se pusieron al frente de esos Negacionismos realizados por los seguidores del nazismo. Es decir, los mismos que por décadas mantienen en eternos campos de concentración al pueblo Palestino impidiéndoles su derecho a constituirse como nación. Pareciera que solo existe el reclamo de sensibilidad para algunos, no para los otros, para los considerados enemigos.
Así, resultaría que una encendida o apasionada opinión, por mucho que no guste valga la redundancia  dentro del terreno de las ideas, podría considerarse como lesivo para la sensibilidad de quien no comparta dicha expresión y, se sienta, por tanto, lesionado, afectado por las palabras que ofenderían su dignidad humana.
El pequeño detalle es que durante la guerra interna en nuestro país, un cruento como doloroso enfrentamiento entre peruanos, hubo víctimas de uno y otro lado. De hecho no se trata de contraponer sensibilidades de unos y otros.
¿Cómo se ajusta, cómo se contempla, en esta norma, por ejemplo, la sensibilidad de los Familiares de La Cantuta o de Barrios Altos, de Accomarca, Vinchos, Cayara, Los Cabitos o la de los familiares de los periodistas asesinados en Uchuraccay, que escuchan permanentes Negacionismos provenientes del propio ex mandatario Alberto Fujimori o del señor García Pérez respecto al caso de El Frontón, pese a haber una expresa Resolución de la CIDH al respecto?
Y ¿no resulta acaso enteramente coherente que, cuando se trata de crímenes de lesa humanidad, como los perpetrados contra el pueblo Quechua en los Andes Peruanos o contra los negros en el continente africano o contra los nativos de la selva o contra los indios del Oeste americano, etc., dichos crímenes no prescriben en el tiempo? ¿Cómo quedan esos genocidios históricos, esos Negacionismos Históricos contra los más pobres aquí y en el mundo?
Por comprensible y respetada sensibilidad de todos los peruanos, el Gobierno debiera promover una seria como responsable política de Reconciliación Nacional.

Otros derechos negados
No más de cinco ideólogos del denominado Negacionismo o también conocido en Europa como el “Revisionismo Histórico”, han sido sentenciados. Unos fueron sentenciados como “Negacionistas Categóricos”, otros por “Negacionistas Desviacionistas”, pero también hay los catalogados como “Negacionistas Trivializadores”. No todos purgaron prisión. Y si lo estuvieron, salieron antes del año de carcelería. Aquí la draconiana norma Negacionista exige hasta ocho años de prisión. Y la norma tampoco estipula grados de Negacionismo.
Por razones como esas, además de la censura previa, nada menos que el organismo internacional de Derechos Humanos, Human Rigth Watch, ha hecho llegar sendos documentos al propio Presidente de la República, al Presidente del Parlamento y otras instancias pidiendo que la cuestionada norma se archive.
Entre otros varios reparos que afronta la norma presidencial figuran también la descontextualización de la situación del Perú, que no es ni la de los 80 ni se parece en nada a la de la Alemania nazi, ni a la situación de pos guerra en Europa. Incurriría, además en una doble sanción para un mismo delito: una por el acto en sí y otra por negarlo.
Además, como bien se ha insistido, el Proyecto vulneraria el Derecho a la Defensa, Pero, también, eximiría al Estado de toda responsabilidad lesiva en la que incurrió por la aplicación de una línea y política no exactamente respetuosa de los Derechos Humanos, a lo que algunos llaman “Terrorismo de Estado”.  La base de esto residiría en confundir la Verdad Histórica con la Verdad Oficial.
Resulta inconstitucional también en cuanto a que restringe el Derecho a criticar y cuestionar las Sentencias de los Jueces, del Poder Judicial. Lo cierto es que mientras más tiempo transcurre, más problemas se evidencian en la Ley del Negacionismo.

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