¿PROCURADOR ‘PEGAMUJERES’?
Necías E. Taquiri Y.
El abogado Cristian Loayza, Procurador Anticorrupción de Ayacucho, se despachó contra Carlos Infante y el suscrito, manifestando que ‘porque estamos siendo investigados’ por un supuesto delito de corrupción, habíamos hecho escarnio de su traslúcido comportamiento funcionarial, al informar que había lanzado nada menos que a su enamorada, desde un vehículo en movimiento, según “Correo” y “Jornada”.
Qué gracioso el Procurador, y qué acomodaticios y parcializados sus entrevistadores, quienes en lugar de increparle sobre la gravedad de la denuncia (interpuesta ante la Policía, atestiguada por un sereno y conocida por un Fiscal), desviaron el asunto hacia nuestro proceso, que será menester explicarlo en otra ocasión, porque tenemos la seguridad de no haber cometido ningún delito, mucho menos de corrupción, que además no tiene ninguna relación con el atentado del Procurador contra su novia o enamorada, a menos que sostenga que ‘nosotros le hayamos dicho que golpee a su mujer o la empuje del carro en movimiento’.
En cuanto a las declaraciones de Alfonso Carrillo, acusándolo de fracasado como Procurador (4 casos resueltos y más de mil en salmuera), tras haber solicitado al Colegio de Abogados por escrito, para que le insten a renunciar al cargo, ¿qué sentido tenía haberlo mencionado en esos momentos?, cuando el centro del cuestionamiento era él, Loayza, por su comportamiento vergonzoso, y no su relación conflictiva con el ex Fiscal.
En cuanto al hecho posible de que se vaya del cargo, por estos escándalos, o que se quede para siempre, si así lo consideran los decisores, nos importa un pepino. Su actuación no trasciende, no suena ni truena. ¿No dicen que los corruptos están felices con su inoperancia?
Lo que sí importaba periodísticamente durante la semana, es que el Procurador se haya convertido en un virtual ‘pegamujeres’, o que siendo lo que es en el fuero correspondiente, en su vida privada vaya definiendo sus diferencias con su enamorada a punta de puñetazos, empujones u otros métodos machistas en tiempos de equidad de ‘género’. Que el perro muerda al hombre no es novedad, pero si es el hombre quien muerde al perro, es otra cosa. Loayza sale de lo común, no porque sea un hombre que golpea a su mujer, sino porque acaso sea el único Procurador del Perú que golpea a su enamorada.
Por estas razones es que decimos: ¡al diablo con esa desviada justificación expresada en la frase: ‘a los corruptos –este hecho violento- les ha caído como anillo al dedo, para sacarlo del cargo’ (o cosas por el estilo). ¿Sacarlo del cargo? ¿Para qué, si por lo visto es un inútil?
En fin, cada cosa en su sitio y cada loco con su tema. No nos incluya el Procurado en sus problemas de faldas; y sus amigotes (tan cuestionadores que eran sobre la violencia que padecen las mujeres en general), no se salgan por la tangente y tomen posición sobre el trato digno que ellas se merecen. Y, al margen de que lo hayan denunciado la madre, la tía o la abuela de la enamorada agraviada, que por algo habrá sido, y no obstante haberse retractado el o la denunciante, o la agraviada lo haya ‘limpiado’ de culpas (su conciencia sabrá por qué), provoca indignación que este señor que más parece trabajar en la radio de la competencia, haya tomado la denuncia por las ramas (lo mismo que sus asesores-entrevistadores), y no haya demostrado que tiene pantalones para reconocer su error, pedir disculpas a su pareja y a las mujeres, y –ahí sí-, si fuera coherente con el moralismo que difunde, renuncie, antes de estar soltando sandeces, como que quieren sacarlo de la Procuraduría, porque enjuició a Carrillo o alimenta ante el Juez ‘nuestra sanción’ por delitos que no cometimos y lo vamos a demostrar en la instancia que sea.
Yo, personalmente, jamás golpearía a mi esposa, enamorada o compañera sentimental, porque tengo conciencia de que provengo de una mujer, mi madre; tengo hijas adorables, hermanas, nietas, y no quisiera para ellas ningún agravio, lo mismo que no los quiero para mi pareja. Esa es la coherencia que exigimos a todos los varones, tras celebrar el Día de La Madre, el Día internacional de la mujer, el Día de la No violencia contra la Mujer, etc., con hermosas poesías, ramilletes de rosas, platos especiales compartidos. Lo otro es caer en cantinfladas o, como Tarzán, irse por las ramas.