sábado, 23 de marzo de 2013


Rayado

 
Para Julio César Galindo, Procurador Antiterrorista, todos aquellos que no piensan igual como él, o son terroristas o son colaboradores del terrorismo. Su despropósito ha significado una persecución contra periodistas de la Revista Con Sentido.

De locura. Por segunda vez consecutiva, la Procuraduría Pública Especializada en delitos de terrorismo, que dirige Julio César Galindo Vásquez, elevó un recurso de queja a la Fiscalía Superior de Ayacucho, en espera de anular la resolución de Archivamiento definitivo del proceso seguido contra nuestro director Carlos Infante por el supuesto delito de Colaboración con el Terrorismo.
Como se recuerda, en enero del año 2012, las desafortunadas declaraciones del Ex Ministro Rafael Rey Rey, acusando de pro senderista a la revista Con Sentido, condujo al Ministerio Público, a iniciar de oficio una investigación contra el director de este mensuario por supuesta Colaboración con el terrorismo. El insólito argumento de la denuncia fue que el Director de la revista, Carlos Infante, había entrevistado a Osmán Morote Barrionuevo, recluido en prisión por haber sido dirigente de Sendero Luminoso.
La descabellada denuncia, como no podría ser de otro modo, fue archivada en octubre del año pasado por la Primera Fiscalía Supraprovincial de Ayacucho, luego de ocho meses de investigación. Sin embargo, ni bien fue notificada la Procuraduría Antiterrorista de esta decisión, Julio Galindo elevó una queja ante el Fiscal Superior, Alfonso Cornejo Alpacca, con la finalidad de que se disponga la nulidad del archivamiento.
La Fiscalía Supraprovincial que despacha el doctor Andrés Cáceres Ortega, obligada a ampliar la investigación en un período de cinco meses, volvió a pronunciarse a favor del archivamiento definitivo, añadiendo una serie de jurisprudencias de situaciones similares, resolución que ha motiva un nuevo recurso de queja firmado por Julio César Galindo ante la instancia superior del Ministerio Público.
Según entendidos en la materia, el recurso de queja interpuesto por Galindo podría terminar en un círculo vicioso, ya que no habría forma de impedir que siga elevando recursos impugnatorios ante la Fiscalía Superior a no ser que esta instancia confirme el archivamiento.

El factor político

El recurso de queja que interpuso el procurador Julio Galindo se sostiene en que “moralmente” es inaceptable que la Revista (v.g. el director), haya entrevistado a un convicto. Es más, ampara su demanda en supuestas prohibiciones señaladas en el código de ética de la Federación de Periodistas del Perú, lo que abona a la tesis de la persecución política.
La Fiscalía, si bien no admitió la existencia de presiones políticas por parte del Ministerio de Justicia, tampoco las descartó. Sin embargo, se tiene la versión de varios testigos que apreciaron un altercado entre un representante de la Procuraduría Antiterrorismo, que acudió al Ministerio Público, con delegados de la Defensoría del Pueblo, quienes se apersonaban a conocer los detalles del caso. Según la fuente, los enviados de Galindo increparon a los funcionarios de la Defensoría a explicar las razones de porqué defendían a terroristas.
Pero lo más grave de este afán persecutorio, se manifestó en dos nuevas denuncias presentadas por el señor Galindo Vásquez ante la Primera y Segunda Fiscalía Penal por los supuestos delitos Contra la Administración de Justicia y por Obstrucción a la Justicia en contra de nuestro director Carlos Infante y el responsable de la Unidad de Investigación, Héctor Oré Ruiz. En ambos casos, el móvil de la denuncia es el informe periodístico publicado por la revista Con Sentido en diciembre del año 2011 (Ver Edición Nº 32 bajo el título “Relaciones Peligrosas”) sobre el papel que tuvo un infiltrado que accedía a organizaciones sociales con la finalidad de comprometer a muchos inocentes en actividades sediciosas.
En dicho informe, Con Sentido reprodujo parte del texto que obra en el expediente del proceso donde figuran las claves secretas de un colaborador eficaz y cuyo testimonio habría servido de base para involucrar a todos los detenidos en distintas operaciones policiales en el Valle del Monzón, Huanta y Arequipa.
Usando el mismo estilo que hizo la policía colombiana, cuando capturó una computadora portátil de propiedad de uno de los dirigentes de las FARC en suelo ecuatoriano, en los operativos peruanos que se dieron cuenta en el artículo “Relaciones Peligrosas” se utilizó un chivo expiatorio para comprometer a cocaleros, maestros, dirigentes y hasta congresistas. Y, lo que es peor, “fabricando” pruebas, según denunciaron los familiares de los detenidos.
La idea de una operación que aprehenda a terroristas y narcotraficantes no debería estar empañada por intereses políticos gubernamentales que aprovechen tales circunstancias para comprometer a gente inocente y cuyo único delito es divergir de las posiciones del gobierno, fundamentalmente en el tema de la erradicación de la coca. Este fue el real sentido del informe periodístico publicado en nuestra revista, que intentaba alertar a la opinión pública sobre acciones nada democráticas ejecutadas por cierto sector de las Fuerzas del Orden.
Sin embargo, tal denuncia mereció la reacción de personajes como Rey Rey y el propio Galindo que recién hoy, en sus denuncias, pone al descubierto que el tema de fondo de su afán persecutorio no era la entrevista a Morote sino el haber desenmascarado un operativo inicuo que mantiene aún a personas inocentes en la cárcel.

Deshonrando a su partido

Julio Galindo, emulando torpemente al ex senador norteamericano Joseph Mc Carthy, cuyo nombre sirvió para avivar un fenómeno llamado macartismo en los Estados Unidos, actúa, hoy, en franca disonancia de lo que postula el partido político Perú Posible del cual fue su Personero Legal en las elecciones generales del año 2006 o de Izquierda Unidad, partido al que habría pertenecido en la década de los ochenta.
La idea de vivir en democracia no puede apartarse ni un milímetro de los márgenes de tolerancia que se debe tener con las posturas divergentes o con posiciones críticas frente al régimen que hoy defiende.
La persecución de Galindo contra la revista Con Sentido no puede continuar en una sociedad que se precia de democrática, ni contar con el aval de un gobierno que se presenta como respetuoso, inclusivo y tolerante frente a la crítica. Menos aún, las instituciones democráticas de la sociedad peruana pueden permitir tamaño abuso.

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