Rayado
Para Julio César
Galindo, Procurador Antiterrorista, todos aquellos que no piensan igual como
él, o son terroristas o son colaboradores del terrorismo. Su despropósito ha significado una persecución contra periodistas de la Revista Con Sentido.
De locura. Por segunda vez consecutiva, la
Procuraduría Pública Especializada en delitos de terrorismo, que dirige Julio
César Galindo Vásquez, elevó un recurso de queja a la Fiscalía Superior de
Ayacucho, en espera de anular la resolución de Archivamiento definitivo del
proceso seguido contra nuestro director Carlos Infante por el supuesto delito
de Colaboración con el Terrorismo.
Como se recuerda, en enero del
año 2012, las desafortunadas declaraciones del Ex Ministro Rafael Rey Rey,
acusando de pro senderista a la revista Con Sentido, condujo al Ministerio
Público, a iniciar de oficio una investigación contra el director de este
mensuario por supuesta Colaboración con el terrorismo. El insólito argumento de
la denuncia fue que el Director de la revista, Carlos Infante, había
entrevistado a Osmán Morote Barrionuevo, recluido en prisión por haber sido
dirigente de Sendero Luminoso.
La descabellada denuncia, como
no podría ser de otro modo, fue archivada en octubre del año pasado por la
Primera Fiscalía Supraprovincial de Ayacucho, luego de ocho meses de
investigación. Sin embargo, ni bien fue notificada la Procuraduría
Antiterrorista de esta decisión, Julio Galindo elevó una queja ante el Fiscal
Superior, Alfonso Cornejo Alpacca, con la finalidad de que se disponga la
nulidad del archivamiento.
La Fiscalía Supraprovincial que
despacha el doctor Andrés Cáceres Ortega, obligada a ampliar la investigación
en un período de cinco meses, volvió a pronunciarse a favor del archivamiento
definitivo, añadiendo una serie de jurisprudencias de situaciones similares,
resolución que ha motiva un nuevo recurso de queja firmado por Julio César
Galindo ante la instancia superior del Ministerio Público.
Según entendidos en la materia,
el recurso de queja interpuesto por Galindo podría terminar en un círculo
vicioso, ya que no habría forma de impedir que siga elevando recursos impugnatorios
ante la Fiscalía Superior a no ser que esta instancia confirme el archivamiento.
El factor político
El recurso de queja que
interpuso el procurador Julio Galindo se sostiene en que “moralmente” es
inaceptable que la Revista (v.g. el director), haya entrevistado a un convicto.
Es más, ampara su demanda en supuestas prohibiciones señaladas en el código de
ética de la Federación de Periodistas del Perú, lo que abona a la tesis de la
persecución política.
La Fiscalía, si bien no admitió
la existencia de presiones políticas por parte del Ministerio de Justicia,
tampoco las descartó. Sin embargo, se tiene la versión de varios testigos que
apreciaron un altercado entre un representante de la Procuraduría
Antiterrorismo, que acudió al Ministerio Público, con delegados de la
Defensoría del Pueblo, quienes se apersonaban a conocer los detalles del caso.
Según la fuente, los enviados de Galindo increparon a los funcionarios de la
Defensoría a explicar las razones de porqué defendían a terroristas.
Pero lo más grave de este afán
persecutorio, se manifestó en dos nuevas denuncias presentadas por el señor
Galindo Vásquez ante la Primera y Segunda Fiscalía Penal por los supuestos
delitos Contra la Administración de Justicia y por Obstrucción a la Justicia en
contra de nuestro director Carlos Infante y el responsable de la Unidad de
Investigación, Héctor Oré Ruiz. En ambos casos, el móvil de la denuncia es el
informe periodístico publicado por la revista Con Sentido en diciembre del año
2011 (Ver Edición Nº 32 bajo el título “Relaciones Peligrosas”) sobre el papel
que tuvo un infiltrado que accedía a organizaciones sociales con la finalidad
de comprometer a muchos inocentes en actividades sediciosas.
En dicho informe, Con Sentido
reprodujo parte del texto que obra en el expediente del proceso donde figuran las
claves secretas de un colaborador eficaz y cuyo testimonio habría servido de
base para involucrar a todos los detenidos en distintas operaciones policiales en
el Valle del Monzón, Huanta y Arequipa.
Usando el mismo estilo que hizo
la policía colombiana, cuando capturó una computadora portátil de propiedad de
uno de los dirigentes de las FARC en suelo ecuatoriano, en los operativos
peruanos que se dieron cuenta en el artículo “Relaciones Peligrosas” se utilizó
un chivo expiatorio para comprometer a cocaleros, maestros, dirigentes y hasta
congresistas. Y, lo que es peor, “fabricando” pruebas, según denunciaron los familiares
de los detenidos.
La idea de una operación que
aprehenda a terroristas y narcotraficantes no debería estar empañada por
intereses políticos gubernamentales que aprovechen tales circunstancias para
comprometer a gente inocente y cuyo único delito es divergir de las posiciones
del gobierno, fundamentalmente en el tema de la erradicación de la coca. Este fue
el real sentido del informe periodístico publicado en nuestra revista, que
intentaba alertar a la opinión pública sobre acciones nada democráticas
ejecutadas por cierto sector de las Fuerzas del Orden.
Sin embargo, tal denuncia
mereció la reacción de personajes como Rey Rey y el propio Galindo que recién
hoy, en sus denuncias, pone al descubierto que el tema de fondo de su afán
persecutorio no era la entrevista a Morote sino el haber desenmascarado un
operativo inicuo que mantiene aún a personas inocentes en la cárcel.
Deshonrando a su partido
Julio Galindo, emulando
torpemente al ex senador norteamericano Joseph Mc Carthy, cuyo nombre sirvió
para avivar un fenómeno llamado macartismo en los Estados Unidos, actúa, hoy,
en franca disonancia de lo que postula el partido político Perú Posible del
cual fue su Personero Legal en las elecciones generales del año 2006 o de
Izquierda Unidad, partido al que habría pertenecido en la década de los ochenta.
La idea de vivir en democracia
no puede apartarse ni un milímetro de los márgenes de tolerancia que se debe
tener con las posturas divergentes o con posiciones críticas frente al régimen
que hoy defiende.
La persecución de Galindo
contra la revista Con Sentido no puede continuar en una sociedad que se precia
de democrática, ni contar con el aval de un gobierno que se presenta como
respetuoso, inclusivo y tolerante frente a la crítica. Menos aún, las
instituciones democráticas de la sociedad peruana pueden permitir tamaño abuso.
No hay comentarios:
Publicar un comentario